La mente de una mujer la sugirió, las manos de un carpintero le dieron forma, y en las manos de una mujer se obró el milagro y ganó en belleza y sentimiento.
La campana sonó, la madera cobró vida, y su sonido, tan diferente al metal, ganó mi corazón.
Gracias a ti, Sese, por el regalo, y a ti, tallina, por tallarlo con tanta dedicación, cariño y arte.
Ahora la campana reposa del esfuerzo, y se recobra para seguir trayéndome los sonidos de un día mágico...
(
Talla realizada por Begoña Sierra, Tallina)