por Enreda » 11 Jun 2012 14:45
Me sumerjo en unas letras que me resultan tan familiares que releo un par de veces por si encuentro las diferencias. Asumo como propio el pensamiento, y buceo en mi memoria buscando algo que me sirva de guía para ir más allá del simple asentimiento, y localizo un texto en el que mi razón le habló al corazón. No ha sido la única vez, ni la última, pero sí aquella en que conseguí entender lo que le decía, y desde entonces me acompaña para protegerle y protegerme cuando se desboca en demasía...
DETENTE, CORAZÓN
Detente, no sigas latiendo así. Sosiégate y respira hondo antes de dar tu próximo latido, no sea que de tanto andar se nos pase el destino. Sé que las razones nunca te han podido y que nunca me has querido mal, pero la prisa es mala consejera y tu sonido me impide concentrarme en mi razón.
Para un poco, corazón, escucha como vas, acelerado y caótico, sin detenerte un instante a meditar. Quisiera gritarte y frenarte, pero mi garganta está llena de ese oxígeno que me invade el cerebro y me evade lo demás. Intenta comprenderme, intenta ponerte en mi lugar, trata de pensar y frena esa marcha tan acelerada, siéntate conmigo en mi rincón y escucha. Escucha cómo pienso, cómo siento, y acompasa tu latido al ritmo de mi sangre antigua, esa que antes se limitaba a vagar y ahora se dirige atropellada a mi cabeza, impulsada por tu fuerza y tu ceguera.
Acurrúcate, corazón, entre mi pecho, y descansa en tu carrera, que yo te susurraré con voz queda que pronto dejaré que te desboques, que un día de estos, cualquiera, no sabré decir por qué, te soltaré las riendas y serás libre. Mi verdad será la tuya, pero entretanto guarda fuerzas para cuando los sentidos se despierten de su sueño y en mi cuerpo te acompañe otro latido. Espera a entonces y podrás jugar a llegar más lejos, más fuerte y más rápido. Perderás, pero en el camino tu sonido me hará feliz.
Detente, corazón, que la luna está a favor y te necesitaré más tarde...
Una voz me preguntó en distintas ocasiones por qué perdería el corazón en la carrera, y más aún, de qué sirve correr sabiendo que serás derrotada. He meditado muchas veces sobre ello, y siempre he sacado las mismas conclusiones, lo importante es el camino, independientemente del resultado, y se pierde porque siempre hay alguno que llega más lejos, es más fuerte y más rápido, y te derrota a la que te descuides. No es un pensamiento humilde, o tal vez sí, pero quizás sea más un pensamiento ajustado a la vida, a lo que nos sucede fuera de los sueños. Se dice mucho aquello de dejar que hable el corazón, y mirando al mío desde fuera, y más efectivo aún, desde dentro, puedo afirmar que es un ganador de sueños y de realidades, de imaginación y de vida, pero sólo porque aprendió a perder. El día a día es una carrera de fondo, y ningún corazón ha sabido muy bien cómo ganarle la batalla al tiempo y al tedio, al olvido y a la ausencia, a la vida y a la... Bueno, es suficiente. Prefiero no mentar a la bicha, que suele esperar agazapada a que sea citada para comparecer.
Mientras dejo mi estela desde esta pequeña ventana abierta de par en par, escucho el efecto Mozart. Dicen los estudios que 15 minutos es suficiente para despertar y aumentar la capacidad de nuestra mente para las artes. La verdad es que poco a poco me siento más preparada para expresar aquello que mi razón dicta y mi corazón niega, así que cierro los ojos y me dejo llevar por unas notas que, como otras anteriormente, me acarician y me calman, mientras me pregunto....
Dime, tú que venciste al tiempo y aprendiste a amar, que conservas los secretos del largo recorrido de la vida... ¿Qué te preguntas tú?