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EL CHOCOLATE (ORIGEN AZTECA,MEX.)

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EL CHOCOLATE (ORIGEN AZTECA,MEX.)

Notapor Nanette » 12 Ago 2012 07:43

El chocolate

Fruto del árbol de cacao, nació como una bebida sagrada de la civilización azteca y su popularidad se extendió a todo el mundo.
Si algo le debe el mundo a los pueblos americanos es el chocolate, cree el Viajero Ilustrado. Entre muchos granos y especias propias de América, que los europeos desconocían hasta la llegada de los españoles, el chocolate quizá sea la estrella de la pastelería y las golosinas. Serían impensables cientos de platos y confituras modernas sin esta deliciosa pasta oscura, perfumada y sedosa.
La palabra chocolate viene de México y del vocablo “xocoatl”, que en lengua nahuatl significa “agua amarga”. Era la bebida de los dioses en la cultura azteca, como lo testimonian grabados de la época, donde se ve la molienda de granos de cacao.
El chocolate se preparaba a base de una pasta hecha con la semilla del cacao, machacada hasta reducirla a un polvo que se combinaba con agua o leche. El líquido era removido con cucharones de oro o plata. Luego se volcaba de una vasija a otra, para conseguir la espuma.
Los europeos refinaron la pasta original azteca, le agregaron azúcar, canela o vainilla.
Desde ya que la industrialización del chocolate generó un listado inmenso de aplicaciones, desde polvo de cacao a la pasta para untar, licores, barras de chocolate. También se lo aprovecha para las comidas, dulces o saladas. Y como cobertura de frutas secas o frescas, para hacer bombones.
Las plantaciones de árboles de cacao, como sabe El Viajero, crecen en un clima tropical y cada fruto que se extrae del árbol tiene entre 30 y 40 semillas. El aroma fuerte y con carácter aparece cuando estas semillas fermentan.
Se cree que Hernán Cortés promocionó la bebida chocolatada como un alimento energizante.
Con la difusión de la pasta de chocolate se inició la fabricación artesanal, pero recién en 1819 se instaló en Suiza la primera fábrica de chocolate. Hasta 1819 el chocolate era un producto medicinal que se vendía en farmacias como purgante a la magnesia, combinado con avena, arroz y cereal o con extractos de carne para ayudar al crecimiento de los niños y recuperar personas enfermas.
El avance de la medicina y el encumbramiento del sibaritismo hicieron el resto. Los chocolates abandonaron las farmacias y ganaron sus propios espacios.
En sus viajes a Madrid, el Viajero siempre se detiene en la chocolatería San Ginés, cerca de la Puerta del Sol. Mesas y sillas reúnen a visitantes y madrileños para probar allí su chocolate con churros, el más famoso de España desde 1894.
Dicen allí que el chocolate exige también su propio recipiente. La taza chocolatera se llama jícara o pocillo y antiguamente se fabricaba en porcelana, plata y oro. El plato que encaja con estas tazas se llama Mancerina, en honor al Marqués de Mancera, que lo diseñó. Pero con el tiempo, el uso popular llamó “Marcelina” al juego de taza y plato.
Tanta es la difusión del chocolate que existen negocios especializados –además de las chocolaterías estilo San Ginés– donde se lo fabrica a la vista del público para venderlo allí mismo.
También hay museos dedicados al chocolate. Uno de los más famosos se llama “Choco Story”, está en la ciudad de Brujas, en Bélgica, con una amplísima muestra de chocolates.
En cambio, en el “Museu de la Xocolata” de Barcelona no sólo se puede beber o comprar, también se puede disfrutar en forma de esculturas hechas por expertos pasteleros, verdaderas obras de arte.
Australia tiene un museo que expone recreaciones paisajistas de chocolate, donde se ven plantaciones de cacao y tostaderos. En la República Checa, el chocolate se usa para tratamientos terapéuticos en balnearios de la región de Moravia, donde los pacientes se sumergen en una bañera llena de chocolate mezclado con hierbas medicinales. Argentina aportó una originalidad: el chocolate en rama típico de Bariloche, donde los italianos de la familia Fenoglio crearon una de las primeras fábricas del país. Sin embargo, los cordobeses de Villa General Belgrano se quedaron con la Fiesta Nacional del Chocolate Alpino: allí el Viajero se embriaga con los brochettes de frutas secas que, sumergidos en una gran olla de cobre, se bañan en chocolate caliente. Lo demás, como dice Hamlet, es silencio. :P
Nanette
 
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