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El payaso y el niño...

Cuéntanos un cuento y vuelve a ser niña otra vez leyéndonos...

El payaso y el niño...

Notapor Bucanera » 27 Jun 2012 01:06

"EL NIÑO Y EL PAYASO"

Ante la mirada extrañada de un niño pequeño, un payaso lloraba mientras fruncía su ceño. ¿Por qué no vas a tu casa? Ya ha acabado la función, ya reíste de mi parte, ya alegré tu corazón. Pero el niño allí seguía todavía sin decir nada, contemplando la empapada mejilla de su alegría.

Por fin, dijo al payaso en un tono despectivo: quiero saber el motivo por qué reías ahora rato. En tu cara se notaba una perpetua alegría y ahora veo con demasía una figura apagada. El azul, rojo brillante que adornaba tu textura se transformó en amargura de una gama demacrante. ¿Por qué has caído en tristeza, tú que tanto me animabas, o es que acaso me engañabas fingiendo con gran destreza?

El payaso lo miraba y no encontrando explicación, solamente suspiraba y lloraba con tesón. Luego dijo a aquel infante al notar que su insistencia era producto tajante de su sabida inocencia.

No permite tu edad corta, comprender mi sufrimiento; que la vida se me acorta en medio de mi lamento. El ser payaso no es chiste ni gracia para el que cobra ni burla para el que insiste ni cura para zozobras. En una hora de risas, no viste lo que sufría ni mi pecho vuelto trizas ni mi alma que moría. Cuando la gente empezaba a abarrotar graderías, mi madre yacía acostada con algo que padecía. Una enfermedad severa que al fin la llevó a la muerte en una tierra extranjera donde no pude ni verle. Y heme aquí en el compromiso de llevar risas al mundo mientras pueda mimetizo mi duelo hasta lo profundo.
He allí mi madre muriendo y de su cáncer sabía, y yo sin embargo divirtiendo a quien de mí se reía. ¿Ahora comprendes la causa de mi cruda condolencia, si acaso te lo permite tu consabida inocencia?

Durante un silencio largo; como de medio segundo se miraron y dijéronse cosas de lo profundo. Una lágrima asomó de la mejilla al infante y el ambiente se tornó tétrico aquel instante. El payaso, que notó que el niño le había entendido en el momento, le dio un abrazo confundido. Y le dijo con efusivo y marcado sentimiento; qué pecado he cometido, pero lo siento, lo siento. Oh! Pobre vida sufrida la de un humilde payaso, se desmorona en pedazos mientras te alegra la vida. La felicidad no existe. Todo esto lo inventamos. La alegría que te damos es utópica y de chiste. Mejor regresa a tu casa y conserva la ilusión; que el payaso con su gracia alegró tu corazón.

Y lo tomó de la mano y acompañó hasta la entrada quedándose en su morada de toldas y sueños vanos.
Bucanera
 
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