Me preguntas si me pregunto sobre el pasado, y debo admitir que en demasiadas ocasiones. Al fin y al cabo todo mi pasado conforma mi presente. Lo que dije, lo que hice, cada decisión, cada pensamiento, me guió por un camino descartando otros, y nunca sabré si fue lo mejor. ¿Tiene importancia acaso? No lo sé, según el día más o menos, te diré. Hay momentos en que desearía volver a un punto concreto, rehacer aquello en lo que me equivoqué y tal vez la pregunta del millón sea... ¿Realmente me equivoqué? No hay manera de saberlo a ciencia cierta, pero si una se detiene un instante a pensar en ello, con el paso del tiempo como medio de ganar perspectiva y el corazón como Juez, sí, me equivoqué en no pocas ocasiones. En unas más que otras, supongo. Demasiado lenta aquí, muy acelerada allá, en tal momento debí callar, ahora lo sé, y de aquel sitio debí irme mucho antes. Ese tipo de sensaciones que se convierten en certezas tiempo después. Sin embargo, admito que otra línea de pensamiento más cómodo es decirse: no, hice lo que tenía que hacer en cada momento, dije lo que debía, aguanté lo necesario, y gracias a todo ello ahora soy quien soy y puedo mirar al futuro con todas mis armas preparadas.
Por otro lado pienso en el futuro y me angustio... ¿A dónde voy? ¿Qué va a suceder? ¿Será mejor, peor, corto, largo? ¿Llegaré, no estaré para verlo, viviré más vidas, hasta cuándo, hasta dónde? No hay respuestas, y de siempre, la falta de respuestas ha acongojado a la humanidad. Así, sólo me queda la imaginación, los sueños y los deseos para combatir la incertidumbre. Y mirar atrás, donde tengo datos suficientes para acomodar todas las respuestas posibles, a cualquiera de las preguntas que podría hacerme.
Sentada en el sillón que ya ha adoptado mi forma para acomodarme, con la mirada debatiéndose entre pasado y futuro sin dejar de pasearse por el presente, el corazón recuperándose de mil cansancios, y la mente alerta tratando de encontrar estímulos que la hagan libre, me pregunto...
Dime, tú que no dejaste ninguna batalla por librar, que no dejaste nada por decir, y que te quedan muchas vidas por vivir...¿Qué te preguntas tú?